Nervios, muchos nervios, son los grandes protagonistas en el salón de sorteos de la Lotería de Navidad. Es por eso que en este lugar se suceden cada año anécdotas que protagonizan los propios niños de San Ildefonso o también las personas que acuden como público. El año pasado, por ejemplo, a una de las niñas que cantaba los premios se le cayó una bola. Los nervios hicieron el resto cuando, al recogerla, no era capaz de decir el número. “¡Ay, no me sale!”, exclamó antes de romper a llorar mientras el público le aplaudía para darle fuerza.
Además de las protagonizadas por los niños de San Ildefonso, entre el público también ocurren historias divertidas y emocionantes. En el año 2013, uno de los asistentes al sorteo llevaba consigo un segundo premio y ganó, ahí mismo y en directo, 125.00 euros.
Esto es solo una imagen que da muestra de que es un sorteo vivo y humano. Y son muchas las anécdotas que a lo largo de la historia de la Lotería de Navidad se han ido sucediendo. Una de ellas data de 1949. Un malagueño soñó que el número 55.666 iba a ser el Gordo de ese año y, aunque fueron muchos los que no se lo creyeron, efectivamente en él recayó este primer premio de la lotería.
En nuestra tierra tenemos fama de que a la suerte le gusta pasar por aquí. Hace unos años, el dueño de un bar de nuestra localidad vendió la totalidad de un tercer premio y también había comprado uno de los diez décimos del Gordo que ese año tocó en Soria.
Foto: Europa Press.